¿Cómo aliviar el dolor cervical?

El dolor cervical tiene los días contados con estos ejercicios. ¡¡Toma nota!!

En la mayoría de los casos, el dolor cervical es causado principalmente por dos motivos: la tensión acumulada y los gestos repetitivos.

No cabe duda que las malas posturas que cogemos a diario y durante muchas horas perjudican seriamente. Estar con el cuello agachado o rígido durante mucho tiempo acorta los músculos y, cuando vuelve a su posición normal, duele.

Es interesante ir cambiando de postura y realizar estiramientos cada cierto tiempo para relajar la musculatura.

En otros casos, la tensión emocional suele ser la principal causa del dolor cervical. Hay algunas personas que ante una situación de estrés emocional se les agarrota la parte alta de la espalda y el cuello provocando dolor.

La incidencia del dolor de cervicales es tan elevada que, además de poner en práctica unas normas de higiene postural, te proponemos una serie de ejercicios con los que aliviar esa zona. ¡¡Apunta!!.

Empezar por unas cuantas respiraciones tranquilas y, a continuación, combinar la relajación con algún  movimiento suave, lento y tranquilo, acompañándolo con la relajación, evitando bloquearla. El movimiento se debe acoplar a la respiración y no a la inversa.  Algunos ejercicios que puedes hacer son:

dolor cervical

Sentado en una silla o de pie con la espalda recta, tomar aire y, al exhalarlo, flexionar la cabeza hacia delante de forma suave. Al volver la cabeza a su posición de partida se puede inhalar nuevamente aire para empezar otra vez el ejercicio.

Estos ejercicios son adecuados para las personas que tienen tensión acumulada en los músculos del cuello o para prevenirla.

dolor cervical

En la misma posición, subir los hombros hacia las orejas tanto como se pueda, mientras se toma aire por la nariz. Relajarse y soltar los hombros con un agradable suspiro de distensión.

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Tumbado boca arriba con las piernas flexionadas, los pies apoyados en el suelo y los brazos a lo largo del cuerpo, respirar unas cuantas veces tranquilamente, cerrar los ojos y, al inhalar, estirar los brazos hacia arriba y al espirar volver a la posición de partida.

Tumbado boca arriba con las piernas flexionadas, o estiradas con un cojín bajo las rodillas y brazos estirados a lo largo del cuerpo.

Al inhalar, los brazos estirados se separan del cuerpo hasta encontrarse por encima de la cabeza; al espirar, bajar los brazos paralelos por delante del cuerpo, hasta llegar a la posición inicial.

También se pueden hacer movimientos de inclinación llevando la oreja hacia el hombro del mismo lado, girando la cabeza. No hacer rotaciones.

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De pie, con las piernas ligeramente flexionadas, los brazos a los lados del cuerpo. Inhalar aire suavemente por la nariz y realizar el ejercicio a medida que se va expulsando.

El movimiento consiste en flexionar de forma suave y progresiva el tronco, empezando por la cabeza y continuando vértebra por vértebra hasta donde se pueda. Se debe ir bajando lentamente con los brazos caídos. Antes de empezar a forzar o de sentir dolor, deshacer el ejercicio hasta la posición inicial.

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